Arquero, te enseñaron a agarrar la pelota, cómo saltar, cómo salir a cortar una pelota, hasta cómo caer para no lastimarte, pero nadie te enseñó cómo enfrentar y superar tus miedos, tus dudas, tu ansiedad y tu nerviosismo en momentos cruciales de un partido.

No existe un manual de instrucciones que te diga cómo volver a enfocarte y concentrarte después de un error durante un partido, o cómo superar la presión externa por el resultado.

Nadie te mostró cómo gestionar tus propias emociones y sentimientos, ni tampoco cómo manejar la presión que te pones a ti mismo para no errar o tomar una decisión equivocada en el juego.

Estos pensamientos van a aparecer. Siempre. No podemos controlarlos o evitar que aparezcan. No funciona pensar en positivo y que mágicamente ese pensamiento se vuelva inofensivo ¡ojalá fuera tan fácil!

Los arqueros de fútbol están cada vez más preparados físicamente, sólo que la diferencia en un partido es la preparación mental, mantener el foco, la concentración y resolver velozmente las situaciones de juego que se presenten.

En el entrenamiento, el 90% es físico y el 10% es mental. En el partido, los valores se invierten, el 90% es lo mental y el 10% es lo físico. 

O te vuelves un arquero mentalmente fuerte o estás fuera del juego.